La historia desconocida de los soldados americanos que lucharon contra Napoleón

Reportaje de Tomás Alvarez, distribuido por la Agencia EFE, sobre la novelesca historia de unos centenares de soldados americanos, capturados por los ingleses en Montevideo, que acabaron luchando contra las tropas de Napoleón.
Hace ahora algo más de dos siglos, los campos del Viejo Continente se tiñeron de sangre en las guerras provocadas por el afán expansionista de Napoleón Bonaparte, genio militar que durante una década controló casi toda Europa.  Pero en aquel caos bélico no sólo pelearon los soldados europeos, sino también otros destacamentos de América del Sur, capturados en 1807 por los ingleses en Montevideo.

Esta es una breve historia del paso por Europa de varios cientos de soldados del entorno de Buenos Aires, Montevideo y Misiones, que en su mayoría dejaron su vida en la Península Ibérica, luchando contra las tropas francesas.

La recuperación de la memoria

En el Arco de Triunfo de los Campos Elíseos de París están inscritos los nombres de las grandes victorias y de los héroes franceses de aquel ejército napoleónico que peleó por todo el continente europeo. Uno de los nombres es el de Astorga, ciudad estratégica del noreste español, pequeña en tamaño pero larga en historia, que recibió de las Cortes Españolas el título de “Muy Noble, Leal y Benemérita” precisamente por su papel heroico en la lucha contra las tropas invasoras.

En esta ciudad se ha rendido recientemente un homenaje a los soldados del Cono Sur americano que participaron activamente en la defensa de la misma. 

El homenaje ha servido para desempolvar la historia singular  y prácticamente desconocida de unos quinientos combatientes llegados del otro lado del Atlántico que defendieron los campos y ciudades de España, en los mismos días en los que en el entorno del Virreinato del Rio de la Plata se fraguaba la independencia respecto a la potencia colonial española.

Azares de la historia mundial.

La batalla de Trafalgar (1805), en la que la armada británica destrozó a otra hispano-francesa, otorgó a los británicos el dominio de los mares, circunstancia que estos aprovecharon para intentar una acción de conquista sobre enclaves meridionales de África y de América, donde empezaba a despuntar el vigor económico del entorno del Rio de la Plata. Fue un conjunto de operaciones encaminadas a asentar el dominio británico en lugares estratégicos, facilitando la primacía inglesa en la navegación y el comercio mundial. 

En 1806 se produjeron las invasiones inglesas sobre Ciudad del Cabo, en el extremo sur de África, y sobre Buenos Aires. Los ataques tuvieron suerte desigual. Los invasores triunfaron en la primera, pero en la segunda debieron abandonar la ciudad tras una momentánea ocupación. 

Los intentos de conquista volverían a producirse en el Rio de la Plata al año siguiente. Al final, los británicos acabarían siendo expulsados de nuevo, pero en un ataque a Montevideo cayeron en su poder un escuadrón de caballería de las Misiones Jesuíticas y varias compañías veteranas de la plaza de Buenos Aires pertenecientes al Regimiento Fijo del mismo nombre, los Dragones y los Blandengues de la Frontera. 

Los soldados capturados en Montevideo fueron enviados a Inglaterra, donde permanecieron cinco meses como cautivos en las bodegas de buques prisión fondeados en el Támesis, antes de ser devueltos a España y entregados en el puerto de La Coruña, a la espera de regresar al Virreinato del Río de la Plata. En ese momento (1808) se declaró la guerra de España contra Napoleón, y los efectivos recién liberados se agruparon en el llamado Batallón Buenos Aires, que combatiría por los campos y ciudades del norte de la Península Ibérica durante aquella larga y cruenta guerra.

El manto del olvido

La lejanía del Cono Sur, el fragor de la lucha en los campos de Europa y el inicio del proceso de independencia Americana, hicieron que un manto de olvido cayese sobre este grupo de luchadores, que recibieron en los partes de guerra diversos nombres entre ellos el de sus unidades de origen, como “Blandengues” o el de “Colorados”, en razón al vestuario del que se les dotó: los uniformes británicos que viajaban en la fragata inglesa Elisa, atrapada por la marina española en 1782.

Del Batallón Buenos Aires salieron efectivos que se incorporarían a otras unidades y destinos; entre ellos Astorga (1809), en cuya defensa se contó con  “sesenta Blandengues” a los que citó elogiosamente el gobernador de la Plaza, coronel Santocildes, en su “Diario de los Sitios”

Alejados de América, por tierras de Galicia, León y Castilla,  aquellos soldados se enfrentaron a  las tropas francesas en la defensa de ciudades como Astorga y Ciudad Rodrigo; en batallas como las de Medina de Rioseco, Espinosa de los Monteros y Tamames, y hasta en una operación anfibia en las costas del Cantábrico, comandada por el mariscal Mariano Renovales, un personaje novelesco que había empezado su carrera militar en Buenos Aires en 1793 como cadete del cuerpo de Caballería de Frontera (Blandengues).

Gran número de los efectivos del batallón Buenos Aires fueron regando con su sangre los territorios de la Península Ibérica. Entre los supervivientes, alguno no retornó al Rio de la Plata, para no enfrentarse con sus familiares o hijos, empeñados en la lucha por la independencia del país, y otros más retornaron y ocuparon incluso importantes puestos, como José Casimiro Rondeau, cadete del “Fixo de Buenos-Ayres”, en 1807, que acabó incorporado el Ejército Libertador de Chile y Perú, llegando a general y director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, acabando su larga peripecia vital como destacado dirigente del Uruguay.

Otro de los capturados por los ingleses, que también participó en la lucha contra los ejércitos napoleónicos, fue Antonio González Balcarce, quien con 13 años había ingresado como cadete en los Blandengues, a las órdenes de su padre, y que llegaría a ser también director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

En un acto celebrado en Astorga, en el pasado mes de febrero en recuerdo de los protagonistas de aquella olvidada historia, el embajador de la República de Argentina en el Reino de España, Federico Ramón Puerta recordó el “coraje y determinación de aquellos nombres”, demandando que “su memoria perdure por siempre”, en tanto que el regidor de la ciudad, Arsenio García Fuertes, evocó el sacrificio y fidelidad de aquellos soldados en la defensa de las “madres patrias  del uno y del otro lado del Atlántico”.

Un libro para documentar una historia de novela 

En la actualidad, el historiador argentino y director del Museo Marítimo de Buenos Aires, Horacio Guillermo Vázquez Rivarola, prepara un libro sobre el batallón de Buenos Aires, en el que se relatan las vicisitudes de los ataques británicos al Rio de la Plata en 1806 y 1807; la captura de los soldados en Montevideo; la prisión en Inglaterra y su retorno a La Coruña, así como la formación del batallón en Galicia y su participación en la Guerra de la Independencia española entre 1808 y 1812.
 
En el libro aparecerán aportaciones sobre aquellos momentos bélicos, debidas a los españoles Arsenio García Fuertes y  David Canorea Fernández; al uruguayo Marcelo Díaz Buschiazzo, y al británico Ronald Brighouse. La publicación, titulada “El Batallón Buenos Ayres del Ejército de Galicia en la Guerra contra Napoleón” será presentada el próximo mes de agosto en Buenos Aires y Montevideo, y posteriormente en las ciudades españolas de Madrid, Astorga y Santiago de Compostela.
 
Para Vázquez Rivarola, la recuperación de esta azarosa historia ha sido  “un sueño” que ha exigido largos esfuerzos, “una Maratón de estudio, sondeo y trabajo de campo en archivos y otros repositorios”.
 
Dos siglos después de aquel tiempo convulso, el azaroso periplo de los soldados, ocupará un espacio en los libros de historia. “Aquellos camaradas del Batallón Buenos Aires que regaron con su sangre la tierra española luchando contra Napoleón (…) merecían –aunque fuera dos siglos después- ser conocidos y reconocidos”, destaca Vázquez Rivarola
 

Por Tomás Alvarez