Nací en 1948, cuando se aprobó en la Asamblea General de las Naciones Unidas la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Dejé el valle verdeante en el que nací para estudiar en León y Madrid; me dediqué al periodismo y a escribir libros, sin olvidarme de defender, con mis escasos recursos, la cultura y la dignidad de las gentes de mi tierra.
En el artículo Primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se dice que todos “nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, pero esa “igualdad” no ha llegado a los núcleos rurales. Luchar por esa sociedad olvidada es una de mis normas.