Eloisa Otero. El Mundo

Con el título de "cuentos de un trotamundos que regresa a su pueblo", la periodista y escritora Eloisa Otero publica en El Mundo, edición León, el siguiente artículo:

'Las delicias del tuerto' es el último libro publicado por el periodista y escritor leonés Tomás Álvarez (Villamejil, 1948), una "broma literaria, divertida, mordaz, irónica y provocadora", en la que el autor (www.tomasalvarez.com) reflexiona sobre el momento que vive el ser humano a través de pequeños textos y relatos que abordan temas muy diversos – arte, pensamiento, paisajes e incluso gastronomía, pero también sexo, despoblación, muerte, inmigración, guerra, tecnología...–.

Con el pretexto de una reunión de cuatro amigos a la orilla de un río, en un ambiente lúdico de verano, se van sucediendo los relatos en una especie de 'Decamerón' clásico y desinhibido, muy cercano al filandón.

"Vivo al lado del río Tuerto, desde mi casa se escucha la corriente del agua", dice este periodista que, en 2008, renunció a su puesto directivo en la agencia Efe, en Madrid, para regresar a su tierra leonesa y disfrutar un poco más de la vida y de su familia y amigos.

No obstante, el libro presenta un cierto aire mediterráneo, y es que a la orilla de ese mar también ha transcurrido parte de la vida profesional de Tomás Álvarez, en concreto en la Comunidad valenciana. "El leonés es un personaje serio, casi germánico... pero el Mediterráneo es el ágora, tiene que ver más con lo sensual, con la comunicación, el humor... y en ese sentido sí me siento más cerca de lo mediterráneo que de lo leonés", confiesa.

Este libro arranca con una frase del 'Discurso sobre la dignidad del hombre' del humanista italiano Giovanni Pico della Mirándola: `"... con tu decisión puedes rebajarte hasta igualarte con los brutos o puedes levantarte hasta las cosas divinas".

A partir de ahí, el autor abre una reflexión en forma de pequeños cuentos sobre el ser humano y sobre la destrucción de la propia cultura. "Yo nací en la Edad de Piedra, en el campo, donde se trillaba el trigo y se usaba la guadaña... Pero ahora asistimos al final de esa Edad de Piedra que ha dado paso a la globalidad, las nuevas tecnologías... El hombre agrario practicaba la solidaridad y el apoyo mutuo, pero el hombre actual está perdiendo los enlaces, rompiendo lazos, se guía más por los medios, por la televisión... es el hombre alienado... He vivido ese proceso con preocupación", advierte Tomás Álvarez.

Y añade: "Los mundos de Aldous Huxley me aterran, pero están más cerca cada día. El dominio, el control del hombre es hoy más grande que nunca, pero también su aislamiento es mayor que nunca. Vivo con preocupación el dolor de la creación de un nuevo mundo, un nuevo territorio en el que se están perdiendo demasiadas cosas, y eso aparta al hombre de la felicidad".

El título de este nuevo libro está inspirado en el cuadro de El Bosco 'El jardín de las delicias', y, como en la célebre obra del pintor flamenco, en su centenar de páginas confluyen el amor, la naturaleza, la vida, la pasión, la muerte y la destrucción de un mundo que empieza a ser ya muy antiguo, y que está dando paso a otro mundo nuevo que no convence demasiado a su autor.

"Todos los sociólogos, desde el siglo XIX, muestran que el hombre se está transformando en un ser consumidor que pierde la perspectiva de las ideas, que pierde sus relaciones...", apunta un autor para el que "el mayor problema de la sociedad actual es la pérdida de los valores".

Cuando todo esto sucede, "mofarse de uno mismo" es la mejor opción para un escritor como Tomás Álvarez, sobre todo en tiempos de crisis y de degradación de la calidad democrática.

Álvarez advierte, además, que se ha divertido mucho escribiendo este libro. "Trabajo siempre divirtiéndome", asegura, "porque a estas alturas de la historia es lo que hay hacer".

Y continúa hablando, como para sí mismo: "Llega un tiempo en que dices: Tomás ¿cómo estás? ¿qué te aportan las economías de Asia? [Tomás Álvarez ejerció, entre otras cosas, como director de Economía en la agencia Efe]... Llega un momento en que la vida o te conduce o la conduces...".

Por todo eso un día, no hace tanto, Tomás Álvarez decidió volver a León para "estar cerca de la tierra y de la gente". Por eso regresó a su pueblo natal, Villamejil, habitado tan solo por un centenar de personas.

Ilustraciones de Alfredo Omaña

El libro está ilustrado por un magnífico artista leonés afincado en Salamanca, Alfredo Omaña (www.alomana.blogspot.com). Aunque la pintura es su punto de partida, lo cierto es que el desarrollo de su proceso creativo traspasa los límites de ésta, penetrando en territorios que más bien pertenecen a la escultura, la instalación o la fotografía.

"Omaña es uno de los grandes artistas leoneses y de fuera de León. Tiene un componente surrealista increíble", argumenta Álvarez, para quien la imagen elegida para la portada, "ese busto que se asemeja un payaso es algo con lo que nos identificamos tanto él como yo".

Nada mejor que esa imagen para presentar las cosas serias de las que se habla en el libro de una forma digerible. O como esa flor hecha de cristales rotos "a la que, sin anular su belleza, Alfredo Omañana transforma en un mensaje de muerte".

Ahora mismo Tomás Álvarez acaba de terminar un ensayo sobre la gastronomía en el Quijote, un nuevo 'divertimento'.